domingo, 1 de abril de 2018

Crónica de una Jam: Dia de la poesía






¡Hola, hola!
Aquí estoy de nuevo con una crónica para contaros un momento muy bonito que viví el día 21 de marzo, día de la poesía y es que Mónica de No importa, nos comentó que la Jam se iba a celebrar ese mes fuera de horario (ya que suele ser el 2º viernes de cada mes) y así poder celebrar todos juntos un día tan especial para nosotros.



Estaréis pensando, jo pues qué bien que hayas celebrado el día de la poesía si es importante para ti, pero... ¿Qué diablos es una Jam? A pesar de ser la nuestra un tanto diferente a las demás, os pongo un poco en antecedentes: nos juntamos unas cuantas personitas, a las que nos gusta escribir a unos, recitar a otros, pero a todos compartir. Nos sentamos a leer y escuchar, intercambiar experiencias y, sobretodo, aprender. Así que nos vamos turnando, (de modo y manera nada ordenado, pero es que de eso se trata, de contrastar estilos y voces) y cada quién trae lo suyo, hay quien introduce lo que va a leer, quien prefiere venir con una temática para dar una estructura al material, y bueno, luego estoy yo, que preparo lo que voy a llevar unas horas antes.

Bueno, vuelvo al día en sí, 21 de marzo, día de la poesía y salto directamente al momento de la Jam porque mi día en general no fue en absoluto poético, pero qué le vamos a hacer. Llegué y ya había gente, los de siempre y algunos nuevos, lo cual parecía prometer que la jornada iba a ser interesante y divertida, con que nos fuimos sentando y comentando las novedades, presentándonos y pronto estuvimos preparados y escuchando nuevas voces, nuevos poemas e incluso alguna canción, lo cual, a pesar de ser toda una novedad en este tipo de encuentros, fue, sin lugar a dudas, increíblemente enriquecedor y sorprendente. Durante el descanso para fumar intercambiamos pareces e incluso alguna red social, retomamos la poesía con la luna ya establecida.  

Mis obligaciones (tener que despertarme a las 6 de la mañana del día siguiente) me obligaron a abandonar el encuentro mucho antes de lo que a mí me hubiera gustado. Me fui con la promesa de esta crónica y que habría una próxima vez y con una sonrisa en el alma. Fue realmente enriquecedor, (me repito, lo sé, pero es que así fue)
único  y liberador. 

Para mí acabó la noche en un bar, mientras escuchaba "Kiss me" de fondo y esperaba a que me dieran la cena para llevar, que me comí mientras reunía últimas cosas y detalles en la maleta.

Gracias, Mónica, Rosalía, Anxo, Pepe, Nuria, Fernanda, Carlos y muchos más de los que no me acuerdo por que soy un poco Dory, pero que estuvisteis esa noche y la hicisteis todo lo especial que fue.


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