miércoles, 14 de diciembre de 2016

Cárcel

Mis ojos cometieron un error.

Incluso se le podría llamar delito.

Lo curioso es que nadie se percató. Ni yo.
De hacerlo, nadie me avisó. Hubiera intentado evitar las consecuencias o al menos prepararme para ellas.

Fue tan tarde cuando me enteré de qué había pasado que sólo podía observar inmóvil cómo mis mayores temores, día a día me dejaban el periódico en el buzón cada mañana.

Nadie me creyó.

Era lógico, parecía un  chiste.

Ni yo lo creía, por eso cuando intenté hacer algo, ya no era tarde, era imposible.

Acabé acostumbrándome a despertarme y a dejar que todo girase de manera estática.


Y así fue, cariño, cómo me convertí en mi cárcel tras enamorarme de ti.

2 comentarios:

  1. Hola guapísima! Soy del grupo de Bloggers gallegos, ya te sigo! Te dejo mi blog para que puedas seguirme diariodeunachickalit.blogspot.com.es besos

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