sábado, 21 de noviembre de 2015

Estrellas.

El mar estaba estrellado, Y eran más las lágrimas en su rostro que estrellas en el mar. Se dió cuenta de que la estaban abrazando. Y a cada beso parecía que se perdía más en aquel laberinto de constelaciones.El mar seguía  brillando, temblaba, tranquilo y seguro. ¿Para qué nadar si no tenía puerto fijo? Se hundió. En el silencio, En el mar. En el miedo. En las estrellas. En la oscuridad. Se hundió para vivir: acabó flotando. Nadie le preguntaría el porqué de su ropa mojada,  nadie vería las estrellas enredadas en su pelo ni que ahora el brillo de su mirada pertenecía al mar. Nadie asociaría su voz con el susurro de las olas ni su sueño con la luna. Que al andar parecía que flotaba y ni siquiera ella misma se daba cuenta. Había aumentado la sal en sus lágrimas y disminuido el sol en su sonrisa.

El mar no volvería a brillar como la noche que se enamoró de ella,

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